Siete años han transcurrido desde la fatídica tragedia que sacudió los cimientos del fútbol latinoamericano y conmovió al mundo entero. El 28 de noviembre de 2016, el vuelo 2933 de LaMia, con destino a Medellín, jamás llegó a su destino. Setenta y una personas perdieron la vida, dejando una huella imborrable en la historia del deporte.
La aeronave, que transportaba a 68 pasajeros, en su mayoría integrantes del plantel del club Chapecoense, se estrelló en un cerro cercano a la capital antioqueña. Esta tragedia conmocionó a la comunidad futbolística global y generó una profunda conmoción en torno al evento.
Atlético Nacional, rival en la final de la Copa Sudamericana a la que se dirigía Chapecoense, fue uno de los primeros en recordar este acontecimiento a través de redes sociales. La propuesta de declarar campeón al equipo brasileño sin disputar el encuentro final fue una muestra de solidaridad única en el deporte.
El gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria Correa, expresó sus condolencias recordando la tragedia que conmovió al mundo entero. Chapecoense también se unió a las conmemoraciones, promoviendo iniciativas para rendir tributo a los que partieron en el fatídico accidente aéreo.
A pesar de las cicatrices que dejó este trágico evento, Chapecoense continúa su andar en la segunda división del fútbol brasileño, actualmente posicionado en el puesto 16, asegurando su permanencia para el próximo año.
La conmemoración de este fatídico evento no solo recuerda la tragedia sino también la hermandad y la unión que se forjó entre Brasil y Antioquia, un vínculo que trasciende las fronteras y se mantiene vivo en la memoria de todos aquellos que fueron impactados por la pérdida de las 71 víctimas de aquel fatídico día.
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