Donación de Botero
El 14 de octubre de 2000, se inauguró en Medellín la donación que hizo a la ciudad el maestro antioqueño que con su propuesta de volúmenes se convirtió en referente artístico mundial.
Fernando Botero le donó a Medellín 16 piezas entre dibujos y pinturas en distintas técnicas, además de 23 esculturas monumentales que fueron instaladas en la plazuela Nutibara y el parque de San Antonio.
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No es solo un homenaje por ser uno de los artistas vivos más importantes que tiene el país. Es un homenaje para decirle gracias, infinitas gracias, por devolverle a Medellín su talento, a través de su forma de ser y sus icónicas obras.
Botero creyó en su ciudad, y aporto a su transformación educativa y cultural. Sin interés alguno, demostró su sencillez, bondad y carisma.
Su entrega a la ciudad es tal, que después de donar la escultura un pájaro, herido en un atentado terrorista, regaló uno nuevo para que reposara a su lado, como símbolo de paz.
El reconocimiento no es solo para aquel gran artista, sino para el antioqueño bueno, que es Fernando Botero.