Desde hace un año y medio, obreros y obreras de una fábrica de confecciones, vivían en la bodega donde trabajaron durante 20 años, instalaciones que se tomaron de manera pacífica según ellas, porque no les pagaron sueldos ni prestaciones sociales.
Ahora tendrán que abandonar este sitio, luego de que el liquidador les entregara como parte de pago las máquinas con las que trabajaban y una compensación monetaria, que según las obreras, no equivale ni a la mitad de los años trabajados.