Más de 100 voluntarios nacionales e internacionales participaron en jornada médica especializada de cirugías a menores
En los pasillos del Hospital General de Medellín, comenzaba una jornada que no solo cambiaría vidas, sino que restauraría sueños. 114 niños, acompañados por sus familias, llegaron desde distintas regiones del país, muchos desde rincones apartados del Chocó, con la esperanza marcada en sus miradas. Sus pequeñas manos, algunas deformadas desde el nacimiento, otras afectadas por accidentes, fueron intervenidas quirúrgicamente por un equipo médico que convirtió la ciencia en milagro.
La misión Manos a la Obra no era una más. Era la primera vez que esta cruzada de esperanza llegaba a Medellín, y con ella, 103 voluntarios entre cirujanos plásticos, ortopedistas, anestesiólogos y personal de enfermería, dispuestos a donar su tiempo, experiencia y cariño.
Cada cirugía fue una escena de precisión y humanidad. Mientras en los quirófanos se corregían malformaciones, en las salas de espera se tejían historias, las familias reunidas esperaron por muchos años esta oportunidad que ahora, revive las sonrisas y les da a sus niños un nuevo sentido de vida.

Detrás de este gran y hermoso trabajo por los niños del país, no solo estuvo el corazón del equipo médico. Empresas privadas se sumaron con donaciones de insumos, alimentación, alojamiento y transporte. Todo, articulado desde el Despacho de la Primera Dama, la Secretaría de Salud de Medellín y el Hospital General, que dispuso quirófanos, equipos y toda su capacidad para que esas pequeñas manos, antes limitadas, hoy puedan soñar en grande.
Le puede interesar: