Las calles de Medellín siempre tienen a gente brillante, personas que dan vida y luz a los parques y zonas movidas de la ciudad. Anteriormente, mostramos por Hora 13 Noticias a dos hermanos que se postraban de sol a sol para lucir sus talentosos trajes de Soldado y Minero. Después, publicamos sobre los Maestros del ajedrez que juegan día a día en la Plazuela San Ignacio.
Pero hoy, mientras caminaba por la estación San Antonio del Metro, escuché una agradable salsa que daban ganas de bailar. Mientras más me acercaba, más se escuchaba ese ritmo que hacía levantar la mirada. Cuando miré al frente, me encontré con cuatro señoras bien vestidas, bien bonitas, sonriendo y moviéndose al son de “El negrito de la salsa”, en pleno parque.
Las Bailarinas se dejaban llevar al son de la salsa.
María Del Carmen Bedoya de 72 años, María Rosalba González de 75 años, “Lupita” de 52 años y María Adela Villa de 57 años; se hacen llamar las “Bailarinas Callejeras”, unas señoras que enamoran y llenan de ternura a cualquiera. Cuando me acerqué a ellas, les pregunté la razón de bailar en las calles, ellas me respondieron que era su trabajo, pues así pueden llevar comida a la casa.
Una de ellas era la más alegre, puesto que cargaba consigo un micrófono y trataba de seguirle el ritmo a la letra de la canción. Las otras tres se iban de un lado a otro, dejándose llevar por sus cuerpos. Pero, todas cuatro muy distintas, y a la vez, iguales para un solo propósito.
Esta es la situación que se muestra en la “Tacita de plata”: personas que pueden estar lejos de la mirada de los transeúntes, gente que no se evidencia en las redes sociales porque no son influencer o famosos. Pero sí, sujetos que hacen parte de la realidad en una concurrida y brillante Medellín.
Periodista: Sandra Segovia Marín
#Hora13Noticias-Los usuarios del Metro sonrieron mientras el señor estaba en la supuesta llamada.
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— Hora13 Noticias (@hora13noticias) May 20, 2023